Secretos de familia

 Todas las familias tienen un pasado.

Un pasado que a veces es mejor ocultar.
Te presento a los hermanos Stuart-Houston.
4 hermanos americanos que hicieron un pacto.
Juraron no tener descendencia, ante el miedo de que el Mal corriera por sus venas.
¿Te lo explico?Image
Como te decía, todas las familias tienen un pasado.
Dramas, discusiones, desencuentros, a veces misterios.
Pero la familia de estos 4 hermanos era diferente.
La historia de la familia Stuart-Houston no era habitual. 
En apariencia, era la típica familia americana.
Padres inmigrantes, germano-británicos.
Clase media. Casa en los suburbios del estado de Nueva York.
Nada especial.Image
Imagináos a los 4 hermanos, yendo en skate por el barrio y asistiendo a clases en la High School local.

La típica película americana. Chicos listos, guapos y populares. 
Pero algo sucedió.
Algo llevó a esos hermanos a cerrar un pacto.

“Jamás tendremos hijos. La semilla del Mal corre por nuestra sangre” 
Un juramento solemne, que a fecha de hoy sigue vigente.

Ninguno de ellos ha tenido descendencia.

2 han muerto ya. Cuando fallezcan los otros dos, su línea se extinguirá. 
A estas alturas debes estar haciéndote muchas preguntas…

¿Pero que sucedió?
¿Qué les llevó a hacer ese juramento? 
Para entenderlo, hay que remontarse una generación, a sus padres.

Aquí te los presento:
El padre, William Patrick Stuart-Houston, nacido en Liverpool, Inglaterra.
La madre, Phyllis Jean-Jacques, nacida en Alemania.Image
Pero aquí el personaje relevante es él: Willy.

A él le gustaba explicar a sus hijos cómo llegó a Estados Unidos tras el estallido de la II Guerra Mundial, procedente de Inglaterra.

A los 4 hermanos les encantaba sentarse a escuchar sus historias. Adoraban a su padre. 
Una de sus historias preferidas era la de su infancia en Inglaterra, allá por los años 20.

Sus aventuras correteando por las calles de su ciudad natal, Liverpool. Era una época dura, en que toda Europa trataba de recuperarse de la II Guerra Mundial. 
Willy se recreaba. Que si éramos pobres, pobrísimos. Que si vuestros abuelos intentaron abrir varios negocios. Cómo ninguno funcionó.

Willi hablaba poco de su padre, Alois, de orígen alemán.
En cambio, idolatraba a su madre, Brigid.Image
No era de extrañar, cuando las cosas empezaron a ir mal en casa, el padre se largó a Alemania, a probar fortuna.

Willy se quedó en Liverpool, con su madre. 
Los 4 hermanos escuchaban estas historias familiares con gran atención. Su padre era un grandísimo narrador.

Como aquella de cuando Willy se fue también a Alemania. Su tió había hecho carrera y le ofrecía oportunidades. Era 1933. 
Willy era un apuesto joven veinteañero, y claro, las chicas alemanas... pues eso.

Aquellos delirios de Casanova de su padre hacían reir a los hermanos.Image
Pero la historia con su tío no acabó bien.
Willy apreciaba a su familia, pero él era profundamente inglés.
Eso chocó con el carácter de su tío.
Profundamente alemán. 
Fijáos lo mal que se cayeron que Willy regresó a Inglaterra y publicó un artículo en prensa titulado:

¿Por qué odio a mi tío?Image
Pero la historia que más entusiasmaba a los 4 hermanos era la de la llegada a EEUU.

Con el estallido de la II Guerra Mundial, Willy cambió su Inglaterra natal por EEUU.

Llegó en 1939 y lo primero que hizo fue alistarse en la Marina americana. 
Bueno, de hecho, eso no fue tan sencillo.

Para conseguir que le admitieran, tuvo que pedir permiso al mismo presidente de los EEUU, Franklin D. Roosevelt.

Willy le enseñaba la carta a sus hijos.

-"Mirad niños, la carta que le envié al Presidente"Image
Los niños no se lo podían creer...

-"Nuestro padre... el Presidente Roosevelt... wow"

Imagináos: 4 niños alucinando con las historias de su padre.Image
Willy murió en 1987.

Para sus 4 hijos, una pérdida muy dolorosa. Irreparable.

Que les llevó a un descubrimiento.

-"¿Os acordáis de las historias que nos contaba papá?"

-¿Dónde debe estar la carta?" 
La encontraron en un cajón de su despacho.
Junto con otros muchos papeles y recortes de diario.

Como aquel artículo que hablaba de por qué odiaba a su tío.

Pero hubo un detalle con el que no contaban... 
La carta no estaba firmaba por su padre, William Stuart-Houston.
Tampoco el artículo de prensa.

Se les heló el corazón. El silencio devino sólido y pesado.Image
Epílogo:

Os presento a la familia Hitler.

Willy era sobrino de Adolf Hitler.
Por circunstancias de la vida, su padre se fugó a Inglaterra.
El abuelo Alois era un tremendo hijodeputa, y Liverpool era suficiente refugio.Image
Cuando el tío Adolf ascendió al poder, los Hitler británicos intentaron hacer fortuna bajo su paraguas, pero Willy no lo vió claro.

Regresó a Inglaterra piés-para-qué-os-quiero y se dedicó a advertir al Mundo acerca de la maldad de su tío.Image
Con la guerra, emigró a EEUU, donde siguió con su campaña anti-Hitler.

De hecho, no paró hasta conseguir empuñar las armas contra su tió y su maléfico régimen.Image
En 1947, una vez acabada la guerra, Willy regresó a casa, y quién sabe si como premio por los servicios prestados, se aprobó su cambio de apellido:

De William Patrick Hitler a

William Stuart-Houston.Image
Lo que siguió fueron años de anónima normalidad.

Casarse.
Fundar una familia.
Trabajar.

Sin el estigma de su apellido. 
Los 4 hermanos entendieron por fín muchas de las historias que les explicaba su padre.

La tremenda nostalgia. La profunda tristeza.

Pero había algo más... 
Uno podría pensar que su padre había querido cortar con el pasado.

¿Entonces, por qué había bautizado a su primer hijo Alexander Adolf?Image
Demasiadas preguntas para los hermanos, conscientes de llevar la misma sangre que uno de los tiranos más diabólicos de la historia.

Fue el mismo Alex quien sugirió la idea... 
EL LINAJE DE ADOLF HITLER ACABARÁ CON NOSOTROS. 
Hasta aquí el hilo de hoy.

Gracias por leerme.