Club de Golf de Wentworth

 Estoy consternado con las noticias que me llegan de mi familia de Inglaterra.

Un drama, una tragedia, el resultado de un pacto de lealtad que dura 80 años.

Hoy morirá gente y no lo podré evitar.

Dejadme que me recupere un segundo y os lo explico.
Pero fijáos en el mensaje de despedida que me ha enviado mi abuelo inglés:

Ya está. Nuestra última carga.
Quédate conmigo. Mi sangre.
Te quiere. El abuelo. 
Creo que nunca os he hablado de él, de mi abuelo británico.
Este, el de la foto antigua.
Se llama Jonathan. Nos os puedo dar más detalles, porque entonces sabríais quién soy.
Y sí, con la cara paga. A sus 99 es una auténtica fuerza de la naturaleza.
Para que os ubiquéis, es de muy buena familia; poca pasta pero mucho nombre.

Sobre todo, porque en todos los fregaos militares de los últimos 250 años, ahí ha estado mi familia. 
Los Boers, la India, Crimea; y de las Mundiales, la 1 y la 2.

Ya sabéis que eso en Reino Unido marca la diferencia, no como aquí, que sólo nos peleamos entre nosotros.
Pero bueno.
Dejadme que os presente al otro perla de la historia, su amigo del alma, Fergus.

101 años, y sí, aunque parece más calmado, le das una botella de Sherry y te dirige la carga de la Brigada Ligera él sólo.
Los veo como mínimo una vez al año, y aunque son un peligro, son dos de las personas que más admiro en la vida.

Por eso me rompe por dentro saber que probablemente no los vuelva a ver más… 
Ambos se conocieron en Eton, el internado más rematadamente pijo de Inglaterra.

De sus aulas salen primeros ministros, grandes empresarios y balas perdidas como estos dos.
No conozco los detalles, pero ambos acabaron expulsados tras liarla parda en una noche de borrachera.

Aficionadísimos a los coches, por lo visto se pusieron a hacer carreras por el campus hasta despertar a todo Dios.
Detenidos por la policía, que ya los conocía por su nombre, los enviaron a casa con una amable carta del decano, deseándoles mucha suerte en la vida. 
Como no era la primera vez que la liaban, mi bisabuelo, harto de sus tonterías, les puso un uniforme pardo y los alistó en la British Expeditionary Corps, es decir, el peor destino militar de la 2ª Guerra Mundial.

Norte de Africa. 1941.
Aquí entra en escena otro de los protagonistas de esta historia.

David Stirling. Mirad la cara de angelito y buena persona.

Pues no.

Fiero. Indomable. Terco como una mula. Una mala bestia.
Evidentemente, fue conocer a mi abuelo Jonathan y caerse bien al instante.

Además, vuelvo a lo de antes, estos 3 eran unos chalados de los coches, del whisky sin hielo, y de las señoras de poca memoria. 
El frente africano en 1941 era un drama. Aunque los británicos tenían posiciones asentadas en Egipto, los alemanes (Rommel) hacían lo que querían. Dominaban las líneas de suministro, y bloqueaban el acceso al Mediterráneo.
Stirling tuvo una idea. Se propuso acabar con el dominio alemán.

¿Cómo?

¡Fácil! Propuso crear una unidad pequeña de soldados altamente preparados, capaces de infiltrarse en líneas enemigas y causar el máximo daño posible. 
¿Habéis oído hablar de los SAS?

Pues eso es lo que se inventó Stirling.
¿Adivináis quiénes fueron el 1º y el 2º en apuntarse?

Efectivamente.

De hecho, fue idea de mi abuelo que esta unidad fuera motorizada, y no aerotransportada.
En lugar de tirarse en paracaídas, usaban jeeps americanos, mucho más eficaces para hacer incursiones por el desierto.
Si habéis oído hablar de “El milagro de El Hatibi”, o de “Los 50 de Wadi Harum”, pues eso fueron hazañas de esta pandilla de amigotes salvajes en uniforme.

Pero esto, mejor os lo explico otro día. 
Lo que quería es que entendierais que el vínculo entre estos primeros integrantes de los SAS era muy estrecho, más que militar, fraternal.

Eran los elegidos para lo imposible.
De hecho, tenían un himno, que aún hoy se canta: “My Blood”

If you find yourself
In a lion's den
I'll jump right in
And pull my pin
And go with you
Stay with me
No, you don't need to run
Stay with me, my blood
... o lo que es lo mismo:

Si alguna vez caes en la jaula de los leones, saltaré contigo y sacaré una granada.

Iré contigo, quédate conmigo, no hace falta que corras, mi sangre. 
De hecho, el nieto de uno de esos soldados, el cantante @tylerrjoseph hace una versión a capella brutal. Por si la queréis escuchar mientras leéis.

Me emociona mucho escucharla, pero bueno…
Dadme un segundo, que estoy muy afectado por lo que está pasando.

Sigo en un minuto... 
Cuando acabó la guerra, tanto Stirling como sus soldados recibieron múltiples honores.

De hecho, Fergus acabó siendo médico personal de la reina, pero bueno… al lío, que me despisto…
Una de las gratificaciones que recibieron fueron unas parcelas con casa en el Club de Golf de Wentworth, que está muy cerca del castillo de Windsor.

Es y era el típico remanso de paz para jubilados de buena familia y carrera, con una parte reservada para héroes de guerra.
Así es como Stirling, Fergus y mi abuelo Jonathan acabaron viviendo en el campo de golf.

Y allí es donde les he ido visitando los últimos años. Un sitio idílico, a 20 minutos de Londres, repleto de jubilados explicando batallitas.
Ahora entra en escena el malo de la película.

Este billonario chino de aquí: Yan Bin.

Muy cercano al partido Comunista, hizo el dinero con la licencia para China de Red Bull, que allí se vende como casi un remedio medicinal de lujo.
Como muchos otros millonarios chinos, en 2014 salió de compras.

Cuando estamos caprichosos, tú y yo nos compramos un libro o un jersey.

Yan Bin, no.

El se compra un campo de golf.
¿Cuál comprar?

Ni puta idea. Si él ni siquiera juega a golf.

Alguno cerca de Londres y del Castillo de Windsor, que así mola más.

El Club de Golf de Wentworth.
¿Su idea?

Echar a los residentes del campo y convertirlo en un resort de lujo para super-millonarios como él.
Conflicto garantizado…

Llevo años escuchando las quejas de mi abuelo:
¿Cómo que echarme de mi casa?
"Who the hell does he think he is?", se queja mi abuelo.

Este tema lleva años en las portadas de los periódicos británicos:

“Los ricos luchan contra los ultra-ricos”
Juicios e intentos infructuosos de mediación.

No ha habido manera.

Yan Bin sigue con sus planes.
La fecha de expulsión estaba fijada para finales de este mes.

Mi abuelo, su amigo Fergus, y el mítico Stirling a la calle. Como muchos otros.

Increíble. Inimaginable. Muy doloroso. 
Conociéndolo, eso no era algo que mi abuelo fuera a tolerar.

Hoy había Junta de Miembros del Club, con asistencia de Yan Bin.

Boris Johnson tenía previsto asistir, pero con lo del Party Gate… complicado.
Ayer mi abuelo me envió esta foto.

Me heló la sangre.

Había sacado del garaje su viejo Jeep, que guarda y cuida mejor que a sus nietos.

"No puede ser", pensé.
Hoy mi abuelo me ha enviado este mensaje.

Nuestra última carga.

My blood.

Estoy muy nervioso. No sé qué pasará hoy… pero sí sé que no volveré a ver a mi abuelo.

Stay with me. My blood.
Dios mío.

No puede ser.

Acabo de recibir este video.

Dios mío… 
Acabo de recibir noticias de mi abuelo!!!

La historia de lo que ha pasado es tan alucinante que necesito un rato para explicárosla… 
Por el amor de Dios… qué cojones han hecho estos chalados!