28 de Enero de 1946.
Un joven espera nervioso su turno para declarar.
Todavía no sabe que la tuberculosis ya ha empezado a matarle.
Llega el momento.
El Presidente de Sala le llama por su nombre.
El joven se alza.
Es Francesc Boix.
Estamos en los juicios de Nuremberg.
Un joven espera nervioso su turno para declarar.
Todavía no sabe que la tuberculosis ya ha empezado a matarle.
Llega el momento.
El Presidente de Sala le llama por su nombre.
El joven se alza.
Es Francesc Boix.
Estamos en los juicios de Nuremberg.
Las siguientes noticias que tenemos de él son que en Febrero del 39 marcha al exilio Francia, al igual que muchos otros miles de españoles.
Los primeros meses en Francia fueron de incertidumbre: El Gobierno francés dudaba sobre qué hacer con esos ex-combatientes españoles, entrenados en la guerra, y de mayoría socialista o comunista.
¿La solución? Ponerlos a trabajar en las Compañías de Trabajadores Extranjeros.
¿La solución? Ponerlos a trabajar en las Compañías de Trabajadores Extranjeros.
Así es como Francesc Boix llega al Norte de Francia, cerca de la frontera alemana, en un CTE integrado por republicanos españoles. Son meses tranquilos de un engañoso impasse.
... de gente que se busca la vida y aguanta, y que cuando tiene oportunidad de devolverla, la devuelve.
De los 8.000 prisioneros españoles que llegaron con Boix a Mauthausen sólo sobrevivieron 1.500. Por más que os sorprenda, un índice de supervivencia del 19% denota un trato relativamente benévolo por parte de los alemanes. ¿El motivo?
Se habló de una eventual intervención franquista en su favor, incluso de la habilidad española para buscarse la vida. Para mí la explicación es más prosaica: Fueron los primeros en llegar, y dada la escasez de recursos alemana ante la llegada de rusos, los usaron como refuerzo.
Es en este contexto en que Francesc Boix, dada su experiencia como fotógrafo, es asignado al Erkennungsdienst, el Servicio de Identificación.
La realidad fue otra: El Erkennungsdienst se encargó de fotografiar el horror, de retratar el exterminio sistemático de personas, y de lo que es peor, se encargó de falsear fotográficamente muertes de prisioneros, por ejemplo, haciendo pasar asesinatos como suicidios.
¿Cuál fue el papel jugado por Boix? El de revelar esas fotos, todas y cada una de ellas.
60.000 fotos.
60.000 negativos.
60.000.
60.000 fotos.
60.000 negativos.
60.000.
Tras la caída de Stalingrado en 1942, se emite la orden de empezar a destruir esas pruebas. Los responsables alemanes del Erkennungsdienst se aplican a conciencia y queman todos los negativos disponibles, pero no cuentan con un detalle...
Por aquel entonces, el jovial y sonriente Francesc Boix tenía ya un plan, compartido con otros prisioneros españoles y con una familia austríaca vecina del campo y de profundas convicciones socialistas, los Pointner.
¿El plan? Robar los negativos.
¿El plan? Robar los negativos.
Así es como empieza una epopeya de dos años y media en que Boix y sus secuaces se dedican a sustraer todos los negativos de todas las fotografías que se toman hasta el final de la guerra. Lo guardan todo. Lo esconden todo.
Las visitas, todas.
Los asesinatos y vejaciones, todas.
Los culpables, todos.
¿Y los alemanes? No se dán ni puñetera cuenta.
Si no lo digo exploto: Un Tsunami en toda regla (si no te gusta la comparación, te piras colega!)
Los asesinatos y vejaciones, todas.
Los culpables, todos.
¿Y los alemanes? No se dán ni puñetera cuenta.
Si no lo digo exploto: Un Tsunami en toda regla (si no te gusta la comparación, te piras colega!)
Con lo cual, volvemos a la tarde del 28 de Enero de 1946 en Nuremberg.
De las 60.000 fotografías que reveló, Boix consiguió salvar 20.000, algunas de las cuales son proyectadas en la sala.
El silencio es sepulcral.
De las 60.000 fotografías que reveló, Boix consiguió salvar 20.000, algunas de las cuales son proyectadas en la sala.
El silencio es sepulcral.
Todos somos conscientes hoy del poder de una imagen, pero en 1946 la situación era distinta.
La conspiración de Boix, los Pointner y otros prisioneros del campo es uno de los primeros ejemplos en que las imágenes, las fotografías, consiguen acabar con un enemigo.
La conspiración de Boix, los Pointner y otros prisioneros del campo es uno de los primeros ejemplos en que las imágenes, las fotografías, consiguen acabar con un enemigo.
El 16 de Octubre de ese mismo año, una soga inmisericorde se cerró sobre el cuello de Ersnt Kaltenbrunner, rompìéndole las cervicales y asfixiándolo hasta la muerte.
El y otros 10 hijos de puta nazis murieron en la horca; otros 13 recibieron condenas de prisión.
El y otros 10 hijos de puta nazis murieron en la horca; otros 13 recibieron condenas de prisión.
Aquí os dejo un video donde podéis ver su declaración del segundo día, en que identifica a Albert Speer, cuñado de Hitler y arquitecto (no sólo de edificios) del régimen nazi.
Francesc Boix vivió sus últimos años en París. Murió en 1951 víctima de la tuberculosis que contrajo en Mauthausen, a los 30 años de edad.
Su obra y hechos permanecieron relativamente anónimos hasta que Benito Bermejo rescató su historia en 2002 en su libro “Francisco Boix, el fotógrafo de Mauthausen”

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